lunes, 1 de octubre de 2012

Parte de la Nueva Liturgia

Plegaria:

Inmensidad, Inmensidad, Inmensidad…
Dios de toda la Humanidad…
Hazte presente y llévanos al Espacio Intermedio…
Queremos que nuestros corazones dejen de latir
En este momento de Amor por ti…
Y vuelvan a la Vida… por haberte visto y contar  tus maravillas
Que no desvanezcamos, ni desaparezca nuestra conciencia…
Para estar contigo…
Que cese, en un instante, la Vida terrena en nosotros
Para ver la Vida verdadera…
Inmensidad, Inmensidad, Inmensidad…
Bendice nuestros cuerpos…
De donde nos alimentamos…
Y de donde obtenemos todo lo necesario para vivir…
Danos un respeto único por la naturaleza…
Armonía con ella…
Inmensidad, Inmensidad, Inmensidad…
Te alabamos, te necesitamos y te damos gracias…
Ayúdanos a ver el futuro sin final…

Oyendo estas palabras Séfer se da cuenta de que sus manos comienzan a ponerse bioluminiscentes al compás del flujo sanguíneo en sus venas, se pone un saco como para disimular, se va a casa rápidamente. Se desnuda ante el espejo y puede ver todo su sistema circulatorio brillando con luz azul que ilumina toda la Gran Recámara Real: ¡Que extraño es ser Inmensidad!; ves a los demás como humanos, y tú eres humano, pero no eres humano… una apariencia… nada más…